El oficio de modista lo inicié a los 9 años. Me costó tanto tiempo conseguir que mi madre me enseñara a usar esa SIgma de pedal… por su miedo a que me hiriera parecía que nunca llegaría el día, y llegó. Desde aquel momento, aunque mi formación y experiencia laboral ha estado siempre vinculada al ámbito educativo, en el fondo nunca me separé de mi máquina de coser. En cuanto tuve oportunidad, me formé en vestuario teatral y gracias a ello, he tenido acceso a muchos trabajos creativos, divertidos y estresantes también, relacionados con las artes escénicas.
Durante todo ese tiempo, he desarrollado cada uno de los “inventos” que se me iban ocurriendo: ropa versátil, reversible, juegos incorporados en prendas… Es a partir de este concepto del oficio de sastrería y de mi versión particular de la moda, cuando en 2010 me decido a constituirme como empresa.